Descripción
De los trujales de Álava nos llega el aceite complejo y equilibrado de sabor suave, que incorporamos en nuestras trufas. Como resultado, al morderlas notaremos cómo el interior se funde rápidamente, descubriendo un sabor delicado y terminando con una sensación oleosa al fondo del paladar.
En este caso, nos encontramos con un vino blanco de sabor suave y afrutado que nos recordará a frutas blancas. Seguiremos descubriendo una acidez media-baja, que nos permitirá limpiar el paladar y disfrutar del sabor de la trufa con una alternativa fresca y sabrosa, haciendo replantearnos el vino blanco con el chocolate.
Ritual de cata:
Temperatura de las trufas: temperatura ambiente
Temperatura del vino: 8 ºC
Comenzaremos por la trufa, tomando un pequeño bocado y degustándola sin prisa. Dejaremos que el interior termine de fundirse y al tragarla esperaremos un segundo para identificar la sensación oleosa al fondo del paladar. En ese momento, tomaremos el vino, moviéndolo en boca, saboreándolo y notando como nos limpia el paladar, invitándonos al siguiente bocado.
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